Hace poco que me sumé a Twitter, otro de los grandes fenómenos de Internet... o eso dicen. Si no estás en Facebook, Twitter y tienes un blog, no eres persona... y, claro, no iba a dejar de pertenecer a la raza humana (aunque muchas veces me encantaría causar baja) por eso así que.... ahí estoy.
Bueno, lo tomé como un "noticiero" personal (me encanta la palabra "noticiero"). Me hice seguidora de medios de comunicación, periodistas que siguen temas que me interesan y ya....
No suelo twittear nada (a estas alturas, papá y mamá ya se han perdido... lo siento, en esta era de las nuevas tecnologías vosotros, según parece, ya no estáis entre los llamados humanos)... suelo retwittear noticias más que nada, contestar a amigos (en contadas ocasiones) y, la verdad, consumir información más que otra cosa...
Hasta hoy.
Un twitteet (como veréis, ni yo misma sé como se escribe todo esto). Poco más de dos horas después de que los medios se hicieran eco de que Esperanza Aguirre tiene cáncer de mama (quién no tenga cáncer, que levante la mano.... en breve, será así). Su autor, un periodista económico, reputado, joven y muy tech.
El comentario (twittet, twitt o lo que sea) sobre lo bien que le viene a Esperanza tener un cáncer y salir de él para rentabilizarlo en votos en las próximas elecciones....
No he podido evitarlo.... debería.
Pero... no lo entiendo. No entiendo (y creo que esto no tiene que ver con mi situación personal) cómo un tipo que, espero por su bien, no tiene puta idea de qué coño es el cáncer, de cómo bloquea a una persona cuando lo sufre, de cuánto cuesta luchar día a día contra él.... se permite hacer un comentario. Y más un comentario así...
Ya puestos, reputado periodista, más le valdría no superarlo... así su rédito político sería eterno, con homenajes y monumento incluido.
En serio... háztelo mirar. Tú y todos los que como tu os creéis dioses por escribir en un medio con más o menos lectores, haber conseguido alguna entrevista exclusiva en vuestra vida y... ah sí, se me olvidaba contar con 1.400 seguidores en Twitter.
Peligroso daros un púlpito como este, tan tech, tan fácil, tan libre... De verdad, escribid sobre lo que sabéis y bajad de vez en cuando a la tierra.... Por cierto, en ella, seguimos hablando con más de 140 caracteres.
PD. Dedicado a Madeleine que me recordaba hace poco el mal endémico de esta profesión. Demasiado ego para tan poco ruedo, señor periodista.