miércoles, 26 de enero de 2011

Mi batalla particular




Lo último que quiero es dar pena pero... los hechos son penosos por si solos. Tengo 38 años, estoy en el paro y tengo cáncer.

Tal vez ha sido ese el hecho que me ha lanzado por fin a adentrarme en el mundo de las bitácoras. La sobra de tiempo, la marea en mi cabeza o, simplemente, la necesidad de contar... la misma que he tenido siempre pero esta vez conmigo como protagonista.

No, no os asustéis... Este no va a ser un espacio 'cancerígeno'.... no lo quiero, no lo necesito creo. Puede que salga algún día, que se cuele entre las líneas pero... no es la intención.

¿Por qué entonces decirlo? Porque es parte de mi, aunque no me guste o me haya empeñado (y a veces lo siga haciendo) en desterrarlo de mi vida.

Lo digo porque es parte de Mar, de Mar Calamidad, como lo es el periodismo, el buen vino, el mar, el arroz a banda, el humo, los amigos, Juan José Millás, el entusiasmo, la rabia, los días de sol o el recuerdo de los míos, enmarcados siempre en mi memoria en un paseo por la Malvarrosa.

Y, bueno, lo digo por que también creo que es necesario... No es algo malo (aunque de bueno tiene poco), no se pega, no mata siempre y, por desgracia, está más presente de lo que creemos.
Por eso quiero hablar de ello con naturalidad, con la misma que puedo hablar de la reforma laboral, la ley Sinde, el embarazo de Pe o las hamburguesas del DonOso.

Es duro, por supuesto, desagradable, largo, agotador y lo peor, el miedo... Constante, paralizador, intenso, inmenso...

Lo mejor, porque también lo hay, aunque pueda parecer irónico: la catarsis que provoca.
Amigos que ya no lo son tanto, amigos que aún lo son más que antes, conocidos que se convierten en amigos, desconocidos en los que, de repente, te ves reflejado.

Metas que ya carecen de sentido, presiones que, en un instante, pasan a anécdotas, melenas que se acortan, días que se hacen semanas, meses que menguan, minutos que se hacen eternos...

Lo único que no varía: los mios... a mi lado, fuertes, con una sonrisa, con un abrazo perenne



Y mi mal genio... ese que, desde ahora, se convierte en guerra sin cuartel, en lucha armada, en sueños por cumplir que no me va a quitar nadie... ni siquiera la crisis económica...




Pero ese, es otro capítulo...ese llegará en otro momento...
Bienvenidos.... bien hallados...